30 noviembre, 2008

Festival de Gijón, días 7 y 8

Ya se ha acabado el Festival, con los premios gordos para Alonso y Denis.

Aquí va la crónica de mis últimos dos días por allí:

Jueves 27

Interkosmos, de Jim Finn
El primer largo de Finn reflexiona, como los otros tres que ha realizado hasta la fecha, sobre el papel del comunismo en el siglo XX, criticando en clave de humor los errores que se cometieron las veces que se llevó a la práctica, desde el punto de vista del fascinado por Marx pero decepcionado por Stalin, que no de un, digamos, Vargas Llosa.

Aún con momentos muy divertidos (la conversación intergaláctica sobre la 'Trolley Song' de Cita en St. Louis), se nota la inexperiencia de Finn y que realmente no sabía muy bien cómo rellenar un largo (a pesar de su hora de duración) con una idea que, con anterioridad, le habría dado para un corto.

The Juche Idea, de Jim Finn
El tercero de los pastiches de Finn sobre las formas del comunismo; en este caso, le toca a Corea del Norte, y el resultado es a la vez simpático y revelador, sobre todo cuando recurre a los autoexplicativos fragmentos de cine norcoreano que, como comentó en la posterior charla, se compró a través de eBay.

Ballast, de Lance Hammer
Una (otra) película simple, rodada sin demasiadas pretensiones ni artificios y que logra contar esa pequeña historia a través de unos personajes estupendamente diseñados. Agradable.

Viernes 28

Una semana solos, de Celina Murga
Rodar con niños no es cosa fácil, no tanto por la dirección de actores, sino por la tentación de caer en la ñoñería y en los tópicos. Y la pirueta se complica cuando se pretende realizar un filme sobre niños solos en casa pero no a la manera de Culkin, sino adoptando roles de adultos.

Pero Murga solventa con bastante soltura esos problemas, creando unas escenas de lucha de clases entre niños que, en lugar de obvias, resultan tan tensas y agobiantes como las escenas más pertubadoras de Funny Games o La ceremonia, sustituyendo, eso sí, a la ópera por partidos al FIFA en la XBOX.

35 rhums, de Claire Denis
De que Claire Denis es la mejor directora de la actualidad, creo que a nadie le cabía ya ninguna duda, después de las tres maravillas que llevaba encadenadas (Vendredi soir, Trouble every day y L'intrus). Con ésta van cuatro y creo que ha llegado el momento de plantearse si no es directamente el cineasta más completo de la actualidad.

En lugar de decantarse por la narrativa hard de su obra anterior, cambia radicalmente de tono contando una historia sencilla de cuatro vecinos... pero con qué poderío visual y musical (otra vez con la ayuda de Tindersticks). Con diferencia, lo mejor del Festival.

Waltz with Bashir, de Ari Folman
Como su compañera de Festival Z32, otra denuncia de las miserias del estado israelí, sacando a la luz sus trapos sucios, abochornado por una sociedad (sintetizada en alter ego animado) que lleva décadas intentando convencerse de que su ejército no ha cometido atrocidades con el pueblo palestino.

Cuando se llega al final del viaje psicológico, se certifica, de manera irrebatible, que todo aquello no era ninguna ensoñación, sino la pura realidad de la que el pueblo israelí es, en el mejor de los casos, cómplice.

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