27 noviembre, 2006

Festival de Gijón: famosos

Esta primera semana de festival de Gijón, he visto por las distintas sedes a varios famosos (qué honor). Aquí va la lista, no sin antes advertir mi discutible concepto de la popularidad:
  • José Enrique Monterde, colaborador de, entre otras publicaciones, Dirigido por..., junto a troupe de críticos, contando batallitas de la revista, la mesa redonda en la que estuvo con Samuel Fuller y los percebes que se ventiló en el Ataúlfo (sí, estuve con la oreja pegada, lo reconozco, pero es que lo tuve sentado justo al lado en dos sesiones, cómo resistirme).
  • La reportera borde, pelirroja y pecosa de Mañana usted madruga (en la televisión autonómica asturiana). No sé por cuál de los tres factores descritos (por borde, por pelirroja o por pecosa) será, pero me pone. Mucho. Perdón a ashbrg por robarle los fetiches.
  • Mi profesor de Redes de computadores, que se iba a ver Shortbus, de mucho folleteo y eso. Bueno, ya os la reseñé...
  • El tío que hasta hace unos años iba siempre a la filmoteca y a todas las sesiones de arte y ensayo de la región con una camiseta de baloncesto y que últimamente ha sustituido aquella indumentaria por una de la argentina de fútbol. Lo admiro.
  • El chaval que amenizaba con conversaciones en voz muy alta sobre Linux a todo el autobús los viajes hasta la facultad hasta hace un año.
  • Uno de los dibujantes más guays de la región, Rob, que ahora está de moda con sus tiras en el periódico del festival.
  • Varios fotologgers más, cuyos nombres voy a reservarme.
  • Lisandro Alonso, aunque éste no cuenta, porque era un encuentro con el público tras la proyección de su estupenda Los muertos. Así, a tiro fijo, no vale.
Esperemos que en los cuatro días que me quedan de festival me dé tiempo a encontrarme con más, aunque dudo que mejores.

26 noviembre, 2006

Festival de Gijón, días 2 y 3

24 de noviembre

Señas de identidad desconocidas, de Jerzy Skolimowski
Intenso recorrido por una ciudad polaca de un estudiante el día previo a su ingreso en el ejército. Estructura perfectamente circular y ritmo trepidante (entendido no à la Michael Bay) en esta opera prima de Skolimowski.

Érase una vez un mirlo cantor, de Otar Iosseliani
Inteligentísimo recorrido por la sociedad georgiana a través de un hombre con problema de exceso de don de gentes. La escena final, poco menos que perfecta.

L'humanité, de Bruno Dumont
Todo lo reseñado el viernes con respecto a La vie de Jesus se multiplica por diez en este truculento a la vez que pausado thriller sobre un inspector de policía aún sonado por la muerte de su familia que investiga la violación y asesinato de una niña de once años. Como en su primera película, demencial galería de personajes, sin que ninguno despierte la menor simpatía, frialdad extrema en la puesta en escena, y una visión del mundo rural que, una vez más, provoca escalofríos.

25 de noviembre

El color de la granada, de Sergei Paradjanov
Hay películas que te desbordan y ante las que no sabes qué decir. Ésta es una de ellas.

Tarnation, de Jonathan Caouette
En la búsqueda de la obra audiovisual definitiva, Caouette desnuda a su entorno, mostrándonos las miserias de su madre, sometida durante años a electroshock, o las de sus abuelos, pero no las suyas, más allá de inocentes imágenes en las que sale haciendo el idiota con diez u once años. Es difícil llegar a la sinceridad absoluta: cuando de verdad llegamos a conocer a Caouette no es delante de las cámaras, sino detrás, cuando tortura a su familia para conseguir su película.

Shortbus, de John Cameron Mitchell
Sexo en Nueva York ya presumía de provocadora hace diez años, y a Cameron Mitchell le encanta la etiqueta de "lo que S&TC no se atrevió a mostrar". Cuando llevas el estandarte de la transgresión, es más que habitual el quedarte a medias, como le ocurre a Shortbus, que por muchas pollas y autofelaciones que muestre, solo provoca carcajadas, tanto cuando las busca como cuando no.

¿Qué te parece?

Si quieres saber si tu escritorio se considera bonito, no te quedará otro remedio más que contestar a este test:
  1. Mi escritorio se parece al de...
a) ... Windows
b) ... Mac OS X
c) ... GNOME
d) ... KDE
e) ... otro S.O.
f) ... nigún S.O: tiene un original y atractivo diseño que no se puede comparar con nada

¿Cómo interpretar las respuestas?
  • Mayoría de b: Tu escritorio se considera bonito.
  • Mayoría de una letra que no sea b: Tu escritorio se considera feo.

24 noviembre, 2006

Festival de Gijón, día 1

Durante los próximos días se os servirán desde este weblog las críticas de las películas que su autor acuda a ver al 44 Festival Internacional de Cine de Gijón.

Ayer, primer día, fueron las siguientes:

La vie de Jesus, de Bruno Dumont
Dumont era, a priori, el autor que más me interesaba de entre los tres a los que Gijón dedicaba este año una retrospectiva (los otros son el mediocrón Larry Clark y el semidesconocido Peter Whitehead), y ya desde la primera película mi acierto se ha visto confirmado. Un drama rural sucísimo, hiperfeísta, protagonizado por rednecks incapaces de mantener una conversación de más de tres palabras, donde el sexo se limita al contacto animal, y el racismo y el hacer el gilipollas con la moto son los únicos puntos de unión entre la pandilla protagonista.

Una vida de desempleo, apatía, gamberrismo (oscilante entre la chiquillada y los más sangrantes delitos) que culmina en crimen.

Level Five, de Chris Marker
Me esperaba algo cercano al videoarte cuando entré a ver este film, sí, pero lo más alejado de este seudodocumental sobre la batalla de Okinawa, hilado a través del diario electrónico (¿blog? probablemente) de una protagonista dueña y señora de la imagen, que rellena libros y libros de Historia cada vez que abre la boca.

El vídeo es convertido a la vez en esta cinta en un testigo de máxima fiabilidad y en un trilero (cf. el F for Fake de Welles) alertándonos del silencio en la memoria histórica (concepto que definitivamente deja a la altura del betún) sobre todo aquello que no interesa recordar.

Probablemente, una de las más brillantes reflexiones sobre la guerra, a la altura del (por supuesto, referenciado) Hiroshima, mon amour de Resnais.

Lights in the Dusk, de Aki Kaurismäki
Con una sala a reventar, a diferencia de las otras dos sesiones del día (¿cuándo alcanzó tal popularidad Kaurismäki?), llegó la primera gran decepción del festival.

Kaurismäki, quizá demasiado preocupado por la autoría, se excede de tal manera en subrayar cada uno de los elementos que le han llevado al reconocimiento (inocencia de los personajes, calma en la puesta en escena, tono de cuento) que acaba por pasarse de rosca, entregándonos algo que en nada remite a sus mejores obras, sino que acaba por parecer algo similar al Von Trier de Dancer in the Dark, con un protagonista que se toma demasiado a pecho aquello de poner la otra mejilla.

Una historia escrita con una letra tan gorda que el final ya se atisba desde el primer minuto; paradójicamente, Kaurismäki parece haber perdido el Norte.

20 noviembre, 2006

Devaluación léxica

Hoy os propongo un reto que no es tan fácil de superar como parece; consiste en encontrar una actividad a cuya realización sea impensable responder "¡vaya friki!".

Os pongo varios ejemplos que he leído u oído ya en alguna ocasión y que, por tanto, no cumplen la condición pedida:

  • -Veo cine tailandés. -¡Vaya friki!
  • -Veo cine mudo. -¡Vaya friki!
  • -Veo películas de Steven Seagal. - ¡Vaya friki!
  • -Me he leído el 'Ulises'. -¡Vaya friki!
  • -Me he leído 'El código Da Vinci'. -¡Vaya friki!
  • -Comento a diario en Barrapunto. - ¡Vaya friki!
  • -Uso Firefox. -¡Vaya friki!
  • -Tengo un blog. -¡Vaya friki!
  • -Uso Google. -¡Vaya friki!
  • -Soy diabético. -¡Vaya friki!
  • -Llevo camisetas con ingeniosas referencias a juegos de rol basados en universos fantásticos seudomedievales. -¡Vaya friki!

18 noviembre, 2006

POV

"El lío de la prostituta y Paquirrín, el mayor escándalo del año"
(Portada de la revista Sorpresa de esta semana)
Todo, absolutamente todo, es una cuestión de punto de vista.

14 noviembre, 2006

El paso del tiempo

Lo que ayer gustó, puede que no lo haga hoy, y viceversa. Y algo que evoluciona más rápido que la filiación política de Tamayo y Sáez es la risa. Muchos que en su día se partían con las imitaciones de Florentino Fernández siente helarse su aparato circulatorio completo cuando recuerdan que ellos se reían de aquello o, aún peor, cuando un zapping traicionero los conduce a su "Club de Flo".
Fiel a mi costumbre de clasificar y ordenarlo todo, hoy os presento dos listas paralelas, que jerarquizan lo que conserva e incluso amplifica la gracia de antaño y lo que se ha quedado tan mustio que como mucho produce una sonrisa compasiva.

  • Jerry Lewis, por supuesto, sigue siendo un genio, y pocos podrán resistir la carcajada ante El profesor chiflado o Tres en un sofá.
  • Buenafuente quizá logró engañar a alguien en algún momento, pero pocos hoy sonreirán siquiera ante un desfile de humor zafio y spam de los artistas más rancios del país. Y mejor no mencionar al neng. De los cojones.
  • Gila sigue conservando todo nuestro respeto, pero, por desgracia, tanta repetición ha conseguido saturar la gracia que en su día tuvieron los sketches del teléfono y de "mi vida".
  • El vendedor de porteros automáticos que Saza interpretó en La escopeta nacional sigue constituyendo uno de los más hilarantes exponentes del (vigente) esperpento patrio.
  • Pero no corre la misma suerte el imbécil que interpretaba filme tras filme Paco Martínez Soria.
  • Sin embargo, Chiquito de la Calzada sigue siendo un faro para todos los humoristas del país: él lo inventó todo. O nada, quién sabe. Y, sobre todo, qué más da.
  • Sería realmente transgresor reivindicar el humor inteligente de Jaimito Borromeo. Pero yo no lo soy tanto.
  • Friends no es que haya envejecido mal: nunca tuvo gracia.
  • A diferencia de Doctor en Alaska, cuya ingenuidad resultaba simpatiquísima en su día. Ahora, ya más curtidos en el evil sXXI, no nos podemos tragar tanto optimismo.
  • El George Constanza de Seinfeld sí que continúa siendo un surtidor de risas, gracias a su inusitada reunión de loser, nerd y caradura.
  • La screwball comedy también mantiene su estatus, sin duda alguna.
  • La hora chanante vivió días mejores: ahora, solo nos podemos reír por el cariño que un día le tuvimos.
Y, como no era muy difícil anticipar, el último puesto se lo lleva una reivindicación inequívocamente boutadesque:
  • El diario Qué!, varios años ya entre nosotros y aún no ha llegado el día en el que su titular no provocase un sonoro descojone en el autor de estas líneas. Como muestra, el de hoy: "Come sin pasarte y ¡vive más!". El humor intemporal existe.

13 noviembre, 2006

Neologismos



Ahí, ante tus narices, está un neologismo, una bocanada de aire fresco para el lenguaje castellano, llegada desde los geisers de innovación que suponen la venta ambulante y la autopublicidad.

Sin embargo, uno se pone a pensar y se da cuenta de que no es una palabra tan nueva, ya que los recarcas existen desde tiempos inmemoriales, con ejemplos tan claros en nuestros días como Luis María Anson (no por casualidad, académico, y corresponsable de que tan bellas palabras no enmbellezcan nuestro lenguaje oficialmente), José Luis Garci o Manuel Fraga.

Se puede innovar, sí, pero todo está ya inventado.

02 noviembre, 2006

Be an asshole

Si no se te ocurre qué decir, siempre puedes hacer una parodia del anuncio de BMW. Y quedarás como un gilipollas, my friend.