14 noviembre, 2006

El paso del tiempo

Lo que ayer gustó, puede que no lo haga hoy, y viceversa. Y algo que evoluciona más rápido que la filiación política de Tamayo y Sáez es la risa. Muchos que en su día se partían con las imitaciones de Florentino Fernández siente helarse su aparato circulatorio completo cuando recuerdan que ellos se reían de aquello o, aún peor, cuando un zapping traicionero los conduce a su "Club de Flo".
Fiel a mi costumbre de clasificar y ordenarlo todo, hoy os presento dos listas paralelas, que jerarquizan lo que conserva e incluso amplifica la gracia de antaño y lo que se ha quedado tan mustio que como mucho produce una sonrisa compasiva.

  • Jerry Lewis, por supuesto, sigue siendo un genio, y pocos podrán resistir la carcajada ante El profesor chiflado o Tres en un sofá.
  • Buenafuente quizá logró engañar a alguien en algún momento, pero pocos hoy sonreirán siquiera ante un desfile de humor zafio y spam de los artistas más rancios del país. Y mejor no mencionar al neng. De los cojones.
  • Gila sigue conservando todo nuestro respeto, pero, por desgracia, tanta repetición ha conseguido saturar la gracia que en su día tuvieron los sketches del teléfono y de "mi vida".
  • El vendedor de porteros automáticos que Saza interpretó en La escopeta nacional sigue constituyendo uno de los más hilarantes exponentes del (vigente) esperpento patrio.
  • Pero no corre la misma suerte el imbécil que interpretaba filme tras filme Paco Martínez Soria.
  • Sin embargo, Chiquito de la Calzada sigue siendo un faro para todos los humoristas del país: él lo inventó todo. O nada, quién sabe. Y, sobre todo, qué más da.
  • Sería realmente transgresor reivindicar el humor inteligente de Jaimito Borromeo. Pero yo no lo soy tanto.
  • Friends no es que haya envejecido mal: nunca tuvo gracia.
  • A diferencia de Doctor en Alaska, cuya ingenuidad resultaba simpatiquísima en su día. Ahora, ya más curtidos en el evil sXXI, no nos podemos tragar tanto optimismo.
  • El George Constanza de Seinfeld sí que continúa siendo un surtidor de risas, gracias a su inusitada reunión de loser, nerd y caradura.
  • La screwball comedy también mantiene su estatus, sin duda alguna.
  • La hora chanante vivió días mejores: ahora, solo nos podemos reír por el cariño que un día le tuvimos.
Y, como no era muy difícil anticipar, el último puesto se lo lleva una reivindicación inequívocamente boutadesque:
  • El diario Qué!, varios años ya entre nosotros y aún no ha llegado el día en el que su titular no provocase un sonoro descojone en el autor de estas líneas. Como muestra, el de hoy: "Come sin pasarte y ¡vive más!". El humor intemporal existe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario