Amplia presencia del cine americano, en un año que, dentro de aquellas fronteras, se puede clasificar como satisfactorio en términos globales, a pesar de los desastres firmados por Nolan o Shyamalan. No así cuando nos circunscribimos a las nuestras, donde se nota, y de qué manera, que no ha estrenado Almodóvar, que Serra no se sabe a qué se dedica, que lo de Lacuesta y De Orbe es casi invisible, o que Villamediana, aunque mejora en su segunda creación como director, no logra evitar el desierto en la categoría de mejor filme español.
- El escritor, de Roman Polanski
- Teniente corrupto, de Werner Herzog
- Los otros dos, de Adam McKay
- Fantástico Sr. Fox, de Wes Anderson
- Film Socialisme, de Jean-Luc Godard
- La red social, de David Fincher
- Copia certificada, de Abbas Kiarostami
- Two Lovers, de James Gray Tras comenzar su carrera con veinticinco años, Gray se pasó de los treinta a los treinta y ocho sin poder rodar, lo que ha compensado con creces a través de, primero, La noche es nuestra y ahora (que de ahora tiene muy poco, teniendo en cuenta que, a pesar de su indiscutible potencial, ha llegado a las pantallas españolas con dos años de retraso), estos Two Lovers. Ambas películas, junto con La otra cara del crimen, conforman una especie de trilogía de la trastienda, donde las tramas son clásicas en su concepción, en su desarrollo y en su puesta en escena, pero cuya importancia no reside en lo que pasa, sino en cómo se urden, en mostrar lo que nunca vemos, desde un juicio por asesinato en el que quedamos todos como amigos hasta un compromiso matrimonial que cambia en una de sus partes sin mayores problemas.
- Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, de Apichatpong Weerasethakul Así, como quien no quiere la cosa, el gran espectáculo visual, donde se recompila el lenguaje cinematográfico, dejando como clásico todo lo rodado con anterioridad, no lo produce una major, sino Eddie Saeta, con cuatro perras. Salvo para Roger Federer, imposible hacer más con menos. Cambiar para que nada cambie. Es la mejor película de la historia, estamos todos abrazándonos.
- Ne change rien, de Pedro Costa La cara opuesta de Shine a Light, con planos fijos, en blanco y negro y formato televisión, sustituye el espectáculo de aquella por la reflexión sobre la creación artística, con Jeanne Balibar como vientre de alquiler. Para la Historia Del Cine (Historia y Cine con mayúsculas, en cuanto disciplinas, y Del también, porque me apetece) queda la escena de la grabación en el estudio, con la protagonista vagando sin rumbo dentro y fuera de plano mientras los altavoces reproducen la canción ya mezclada. Un Ethan Edwards contemporáneo.
Palmarés
2009 - 36 vues du Pic Saint-Loup, de Jacques Rivette
2008 - Las horas del verano, de Olivier Assayas
2007 - El romance de Astrea y Celadón, de Éric Rohmer
2006 - Lady in the Water, de M. Night Shyamalan
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