20 noviembre, 2009

Festival de Gijón, día 1

Como todos los años, y van ya cuatro, realizaré desde este blog una breve crónica de algunas películas proyectadas en el Festival Internacional de Cine de Gijón.

Jueves 19

Soul Kitchen, de Fatih Akin
En el periódico que acompaña cada jornada de este certamen, el propio Akin explica que su intención con este filme era huir del estilo que había caracterizado su obra previa, optando por una propuesta basada en los convencionalismos; y a fe que lo ha conseguido, con una comedia que despliega todos los tópicos que caracterizan al cine europeo que recibe posteriormente premios de las academias (especialmente, los Premios del Cine Europeo). No falta nada: ni el ladrón gracioso y entrañable, ni el extravagante e incomprendido (por qué no, también entrañable) genio de los fogones, ni la entrañable chica que es artista de corazón pero trabaja de camarera, ni el protagonista que recibe hostia tras hostia de forma entrañable, ni el viejo entrañablemente lacónico, ni tampoco una trama oscilatoria que pasa a los personajes del caos a la decadencia y viceversa en una secuencia. Europea. Supereuropea.

L'épine dans le cœur, de Michel Gondry
Con Tarnation se planteaba la duda de hasta qué punto aquello era algo cinematográficamente interesante o simplemente se trataba de un desalmado vendiéndonos los higadillos de su familia para conseguir relevancia fílmica. Esta propuesta de un Gondry despojado de Kaufman y de todo artificio (salvo una maqueta de tren que sirve de narradora o un breve juego con cromas) trata de jugar a dos niveles, presentándose como relato de la lucha de su tía para salir adelante como maestra en la Francia rural, y dejando que, de manera gradual, las miserias de la familia vayan filtrándose a la superficie por los recovecos que deja la historia principal. El problema reside en que su familia es, por desgracia, de lo más normal, y los supuestos trapos sucios apenan tienen chicha que justifique el proyecto.

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