08 agosto, 2008

Veteranía

La modernidad ha hablado: los toros molan. Lo que cinco minutos atrás era un festejo atroz que no respetaba los derechos de los animales y que, sobre todo, era lugar de encuentro de paletos, ha pasado, por arte de birlibirloque a constituir el súmmum de lo trendy.

Tras dejar reposar la idea varios años para que no se relacionase este movimiento con Almodóvar y su Hable con ella, desde Letras de cine, publicación con una influencia sobre la crítica y la cinefilia hispana inversamente proporcional a su tirada y a su ritmo de aparición, se ha iniciado la campaña para devolverle al toreo una aureola de intelectualidad sazonada con un cierto distanciamiento, heredera directa de Hemingway.

Primero llega El brau blau, de Daniel V. Villamediana, crítico de la revista, que se presenta estos días en el Festival de Locarno, y que, en principio parece tomar los toros como simple excusa para organizar una lisandrada.

Sin embargo, días después llega desde Marte este vídeo de Álvaro Arroba, otro miembro de aquella redacción, ahora en Cahiers du cinéma-España, que, aunque desprende a millas de distancia hedor a pretendida boutade, ese detalle no debe eclipsar el (también precocinado) titular «Álvaro Arroba es cliente habitual de una peña taurina».

Guste o no, es lo que hay, así que vayamos afilando nuestras banderillas de "es la fiesta nacional" y preparando certeras estocadas con "el toro de lidia está destinado a la plaza, y su muerte en el ruedo es el máximo honor que puede alcanzar".

1 comentario:

  1. Muy acertado,
    lisandrada o serranada, dícese de la película rodada desde una autoperspectiva, con cierta pose intelectual, en la que se admite de TODO.
    Ojo, TODO incluye el tedio del espectador y por qué no, la apología de una barbarie.

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