Aunque a la gente le encanta rajar del cine español (ya sabéis, blablabla, se ven muchas tetas, blablabla, hablan raro, blablabla, la Guerra Civil), la cinematografía de este país tiene un buen puñado de autores que han trascendido nuestras fronteras (Buñuel, Berlanga, Saura, Erice o Almodóvar entre los indiscutibles).
Por otra parte, algo que todos coinciden en destacar es la brillante nómina patria de característicos, que se podria resumir rápidamente como "el plantel de secundarios que deambula por La escopeta nacional".
Muchas de esas caras conforman el reparto de Los ladrones van a la oficina, serie que Antena 3 emitió durante la primera mitad de los años noventa y que actualmente se repone por las emisoras de TDT de la cadena.
Dicha serie se concibió como un homenaje indisimulado a los tebeos de Mortadelo y Filemón (una década antes que Fesser), con personajes histriónicos, situaciones absurdas y tramas imposibles en las que solo falta que los ladrones se llamen Cartérez para completar la faena (aunque tenemos a "El Carteras", que se aproxima).
Pese a la originalidad del planteamiento y la plantilla de actores, todo se viene abajo por la endeblez de los guiones y la puesta en escena, encargados a nulidades como Eduardo Ladrón de Guevara y Tito Fernández, que años después desaprovecharían un reparto de similares quilates en Cuéntame.
Con todo, la serie destaca como una de las primeras apuestas "serias" (en presupuesto y reparto) de las televisiones privadas, aunque todo el presupuesto se marchase en la nómina de los actores y el resto se dejase en unas manos que modelan algo indistinguible de Hermanos de leche o Canguros, para colmo con un humor bastante más blanco que en la primera de ellas.
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