Un año más, en estas fechas toca crónica del Festival Internacional de Cine de Gijón. Allá vamos, por orden:
Jueves 22
The Darjeeling Limited, de Wes Anderson
Compendio de todos los defectos del grupo de nuevos realizadores americanos procedentes del videoclip (Jonze, Gondry, Roman Coppola, que aquí ejerce de guionista), que hace replantearse las virtudes que en su día se le puedan haber visto a algunas de sus obras. Entre la fallida búsqueda de la complicidad con el espectador, el supuesto misticismo que aporta el rodar en la India, los "bonitos" planos a-cámara-lenta-con-música-a-tope, lo irritantes que son Jason Schwartzman y Adrien Brody o el choque de culturas tan superfuerte, o sea, tía, de colocar un iPod en un paupérrimo poblado indio, me quedo con la única virtud que le he encontrado: que no ganará el festival, ya que está fuera de competición.
Signos de vida, de Werner Herzog
Un Herzog primerizo que, en realidad, difiere bien poco del que caracteriza a sus clásicos: el descenso a la locura de un soldado condenado a la paz. Nunca se habían visto en cine unos fuegos artificiales tan hermosos.
Japón, de Carlos Reygadas
El realizador mexicano busca turbar en cada escena, consiguiéndolo siempre. Inolvidables las escenas de sexo y muy discutible el final.
Viernes 23
Tetsuo, de Shinya Tsukamoto
Obra de mucha relevancia en el contexto cyberpunk, pero que vista hoy aquí, ha perdido la mayoría de su atractivo cinematográfico, aunque alguna escena sí que haya conservado su fuerza, especialmente la que combina sexo y tuneladoras.
Le filmeur, de Alain Cavalier
Un paso más allá de Tarnation, aquí no solo se retrata la decadencia de la familia del director, sino la suya propia. La vejez y el cáncer rodadas con una cámara casera, conforma un film que rebasa barreras de exhibicionismo, pero que resulta menos cargante que la propuesta de Caouette, además de verse libre de todos los defectos que conlleva una opera prima, dado que esto se acerca más a la póstuma.
Las variaciones Marker, de Isaki Lacuesta
Acertado recorrido-collage por la obra de Marker, con guiños también a su desconocida figura. Bien realizada, quizá sobre el capítulo en el que se aprovecha, sin venir demasiado a cuento, a la protagonista de la segunda parte de La leyenda del tiempo. Precedido por dos cortos curiosos del crítico Gonzalo de Pedro.
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