09 octubre, 2006

Brutalmente molesto

Cuando lean esto, es más que probable que la entrada esté ya totalmente desfasada, dado el endiablado ritmo con el que una serie llega y deja como reliquia a su predecesora.

Sí, voy a hablar de las series-hype, esa siniestra familia que se sustenta en las conversaciones de oficina y que hace que te tragues el último episodio en el que Horatio-descubre-mediante-el-ADN-de-una-esponja-
-que-la-esposa-del-gobernador-lo-mató-porque-él-se-
-acostaba-con-el-jardinero-mientras-practicaba-cosplay.

Definitivamente, a nadie le interesan estas series de ultimísima moda con episodios clónicos entre ellas e internamente, con sus héroes prefabricados, llámense Grissom, Horatio, House o Locke y con sus efectismos de saldo para mantener el interés o la excusa para que la gente se engañe y siga viéndolas. Solo el pánico al zumbido del aire acondicionado como única banda sonora de la jornada de trabajo la mañana siguiente consigue que las audiencias de estos productos sean distintas a las de Ellas y el sexo débil.

Y mejor no hablar de la moda impaciente de descargarse los episodios antes de que se estrenen en España para luego poder soltar la retahíla de "mira qué friki soy, que veo series leyendo letreritos", solo superada por la de proclamar a los cuatro vientos que "el cine de ahora es una mierda, lo que mola son las series de televisión", ambas estupendas guías para hacernos una idea de la clase de espectador tipo para la que se escriben estos culebrones del s.XXI.

1 comentario:

  1. Bueno, esto de que a nadie le importa no creo que sea tan real. Mucha gente esta enganchada a este tipo de series y no creo que el motivo sea poder comentar la serie en el trabajo. Eso si, audiencia no implica calidad en la mayoria de estos casos.

    Ellas y el sexo debil és autentica basura.

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