Hace unos años, un editor literario leyó en algún sitio aquella aproximación al concepto de infinito que explica que si colocas a infinitos monos aporreando sendas máquinas de escribir, acabarás por obtener un Guerra y paz y un Quijote.
La editorial para la que trabajaba no era una de las más potentes del mercado, así que descartó de inmediato hacerse con tal cantidad de monos; sin embargo, razonó que con cien monos, un gasto que sí podrían afrontar, se tendría que conseguir al menos un libro aceptable.
Unos meses después, se alcanzó el resultado del experimento en forma de libro: El código Da Vinci. Aquel mono era Dan Brown.
05 marzo, 2007
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