28 septiembre, 2014

Oscuridad

Por circunstancias (expresión que resume y endulza que no me sale de ahí abajo daros más explicaciones), me encontraba yo el otro día buscando en Youtube un fragmento televisivo muy conocido en su momento y correspondiente a la primera mitad (2000-2004) de la década pasada.

Pues resulta que ni rastro: mientras que hasta la mayor irrelevancia de los noventa o de nuestros días encuentra su hueco en Internet, el referido período vive un completo olvido digital, sin que uno discierna de manera inmediata la explicación para este fenómeno, que parece contradecir una lógica que dictaría que, conforme avanzan las tecnologías, crece la accesibilidad a todo tipo de informaciones.

Parece contradecirla y, efectivamente, la contradice: es precisamente el progreso de la codificación, el paso del analógico al digital, el causante de este lustro de silencio. Mientras que los hogares de los noventa contaban con un elemento, el VHS, que servía al tiempo para reproducir y para grabar, su sustituto, el DVD, llegó siéndolo únicamente en la primera de estas facetas.

Celosos del espacio en sus salones y seducidos por estos avances, pocos fueron los que hicieron compartir balda a ambas tecnologías y, en la mayoría de los casos, el VHS se fue a la basura como un cacharro obsoleto, si bien no sería hasta bastantes años después cuando los dispositivos de grabación digital redujeron sus precios lo suficiente para que los hogares recuperasen esta función que nunca debió abandonarlos; entre tanto, el silencio.

Y por eso nadie tiene ese vídeo de Ricky Martin. Porque pasar, pasó.

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