31 diciembre, 2008

Glosario

Durante un tiempo, se extendió la absurda creencia de que la finalidad de los debates era el mutuo aporte, el enriquecimiento (no solo económico, se entiende) de todas las partes, o incluso el acercamiento de posturas.

Afortunadamente, hoy sabemos que todo aquello no eran más que adornos que se colocaban para disimular el verdadero objetivo, que no es ni más ni menos que la victoria o, en el más positivo de los escenarios, la completa humillación del oponente.

Por lo tanto, para participar en una discusión, lo de menos es reunir más conocimientos que el rival; las armas dialécticas deben dirigirse a la ridiculización del discurso ajeno, más que a la articulación del propio.

En esta primera entrega, os proporcionaré una de las herramientas más valiosas para lograr este fin: el ataque atómico, obviando el argumento y dinamitando directamente el uso de los conceptos de la otra parte. Existen dos variantes de este arma:
  • Discusión verbal, en la que, tras escuchar una de las palabra clave que luego se definirán, se le solicita al contrincante que defina ese concepto. En la mayoría de los casos, esto conducirá a, primero la duda, luego el bloqueo, y más tarde una respuesta nada satisfactoria, o inventada; prueba superada.
  • Discusión a través de Internet, donde se procede de idéntica manera, pero en la que él podrá recurrir a la Wikipedia, obteniendo todas las definiciones posibles de la palabra. Afortunadamente, ninguna se parecerá ni remotamente al uso que le está dando.
Palabras que deben activar una sirena en nuestra cabeza para acudir de inmediato a este método son, por ejemplo, "posmoderno" y "deconstrucción".

25 diciembre, 2008

Dos cero cero ocho

El año de la crisis, el fin del capitalismo, el comienzo del nuevo capitalismo. No nos engañemos: si es que se acaba descartando el sistema por caduco, la "renovación" será hacia otro aún más vetusto, aunque tenga teles de plasma e iPods.

Sea como sea, paso a resumir, como es tradición en este blog, lo que perdurará (al menos, durante unos meses) de los últimos 366 días y un segundo.

Mejor película: L'heure d'été, de Olivier Assayas, o cómo conseguir que un público predispuesto a soportar un tostón con casita en el campo típicamente francés, asista embobado a un espectáculo que, ya a partir del cuarto de hora de función, queda claro que trascenderá no solo el drama de burguesía rural, sino las fronteras galas y lo que se ponga por delante para, según se acerca el final, colocarse cien peldaños por encima de las yonkis entre fundidos de las que Assayas se había rodeado en los últimos tiempos. Si aquello era cine con mayúsculas, esto lo es con versales a 120 puntos.

Mejor película española: El cant dels ocells, de Albert Serra, no tanto por la seducción del cine del gerundense, que efectivamente confirma (o mantiene) lo apuntado en sus dos anteriores largos (sobre todo en Honor de cavalleria) y se establece como una de las personalidades más interesantes (y excesivas, en lo que respecta al temible personaje que se ha creado) del panorama nacional, sino por lo yermo de la producción, como se puede comprobar en la inenarrable lista de nominados a los Goya.

Peor película: Gomorra, de Matteo Garrone, cuyo sustrato literario no he leído (como se ocupaba siempre de apuntar Tomás Fernández Valentí en una de sus más repetidas coletillas de 'Dirigido por...') ni me interesa lo más mínimo, viendo el culto que a su alrededor se ha establecido. Los peores vicios del cine europeo premiable y premiado (arrasó en los Premios del Cine Europeo) se condensan en la impresentable escena final de este film. Tratar de ser 'cool' siendo 'uncool' es definitivamente 'uncool' (sí, es una referencia a la conversación post-Hullabalooza de la familia Simpson).

Mejor disco: Third, de Portishead, porque no tiene sentido negar la evidencia. Regresar tras once años y conseguir superar los prejuicios y las expectativas de los más escépticos/exigentes hace obligado que encabecen todos los tops del año, incluido este.

Mejor canción: You'll find a Way, de Santogold, que, sin llegar al eclecticismo de M.I.A., toma el testigo este año de la frescura de la cingalesa, con un disco homónimo bastante variado del que destaca este tema con doble lectura, como ocurría casi siempre con Maya, amorosa y política. Lectura atronadora, en cualquiera de los casos.

Mejor disco nacional: Ortopedias bonitas, de Manos de topo, porque el anacronismo que supone elegir un LP de 2007 es de una magnitud infinitamente menor que la injusticia que supuso el olvido del pasado año. Unos pocos meses son irrelevantes ante la rabiosa modernidad que desprenden los llantos de 'Morir de celos' o 'Es feo'.

Peor disco: Rockferry, de Duffy, por parecerse a Patricia Conde en la portada del disco, porque sus singles son clavaditos, por pretenderse la versión amable de la Winehouse, pensando que por no ser una drogadicta va a durar más que su Mr. Hyde, cuando ni la más fulminante de las sobredosis lo será tanto como el batacazo que se pegará la niña repollo con su segundo disco. Y porque, aclaro, no me cae bien.

Mejor programa de televisión: El comisario, aunque hace años que no veo un episodio (en total, no llego a la decena). Tras muchísimas temporadas en antena, Telecinco ha decidido cancelar una de las ficciones más dignas del panorama español, con tramas escritas y filmadas con un cuidado bastante superior a la media, pero, sobre todo, con una altísima capacidad de adicción, sea cual sea el momento en que se enganche el capítulo (los pocos vistos, funcionaban a las mil maravillas como experiencias aisladas). Y también hay que reconocerle el mérito de conseguir que Tito Valverde haya abandonado los papeles cómicos.

Peor programa de televisión: Salvados, en La sexta, cuyo humor es probable que no sea el peor de las ondas, pero que ha hecho que muchos tomen por el colmo de la irreverencia al amiguete de todos. Y la transgresión es incompatible con el "buenri", me temo. Por no hablar de los que se lo toman en serio.

Personaje del año: El chaval griego muerto, símbolo (más que causa) de protestas paneuropeas con mayor o menor justificación, pero que a nadie han dejado indiferente.

19 diciembre, 2008

Modelo (II)

Podría estar basado en hechos reales:
Me ha salido un orzuelo en el ojo derecho, así que he creado un grupo en Facebook para que lo prohíban.

14 diciembre, 2008

Modelo

Es ficción, aunque no lo parezca.
Jajajaj, tíos/chicos, al final os he hecho caso y estoy pilladísimo/a con Perdidos/Prison Break! Este finde me he visto las quince temporadas del tirón! Qué grande es Sawyer/Scofield!

09 diciembre, 2008

Mejoras

Hoy os propondré una palabra para enriquecer vuestro vocabulario. Dado que el título del blog alude a los gustos personales, aquí va un vocablo para expresar lo que no os mola: "inconstitucional".

A continuación, unos ejemplos.

Mal:
Ese referéndum no me gusta.
Bien:
Ese referéndum es inconstitucional.

Mal:
Las leyes de igualdad no me gustan.
Bien:
Las leyes de igualdad son inconstitucionales.

Mal:
El canon no me gusta.
Bien:
El canon es inconstitucional.

Mal:
Los yogures Yoplait no me gustan.
Bien:
Los yogures Yoplait son inconstitucionales.