27 febrero, 2011

Malas compañías

La oposición a la Ley Sinde (habida cuenta del arraigo de esta denominación, la adoptaré como válida; lo de "ley Biden-Sinde" se lo cedo a los del gorrito de papel Albal con orejas de burro incorporadas) articula un rictus de ofensa cuando le es recriminado que lo que ellos quieren son pelis y discos gratis. Nada más lejos de la realidad, argumentan: lo único que les preocupa es la salvaguarda de la libertad de expresión, principio inquebrantable de la democracia que se pone en riesgo con esta legislación censora.

Aceptando la enrevesada interpretación del articulado que le confiere tales iniquidades a la actuación administrativa (la Policía también puede llevarse tu coche sin orden judicial, y a nadie se le ocurre tacharlo de conspiración para desmotorizar a la disidencia), no hace falta remontarse muy atrás para encontrar un caso donde el acallamiento de un medio trasciende el terreno fabulado que ahora nos ocupa: el cierre de Egunkaria en 2003, que, tras siete años de litigios, culminó con la absolución de todos los cargos, cuando era imposible que las imprentas regresasen a las calles esa cabecera.

Si el terreno de lo (difícilmente) potencial ha hecho correr caudalosos ríos de tinta, reflexiona uno, qué no habrá ocurrido cuando realmente se clausura un medio a partir de acusaciones tan vagas que acaban demostrándose falsas. Las condenas al respecto de los ahora más críticos se contarán por decenas, centenares. No resultaría sorprendente que hubiesen intentado quemarse a lo bonzo delante de los juzgados, presa de la comprensible indignación. Gracias a Dios, está Google para encendernos a su lado de nuevo, rememorando este triste episodio de la historia judicial reciente en España. Adelante, empecemos. Vaya, hombre, también es mala suerte. Otra vez. Y otra. Nada. Que no hay manera. Menudo planchazo.

Estoy seguro de que no es que yerre yo con mi voto de confianza y haya gato encerrado, sino que Google me escamotea resultados. Lo de que el artífice de la campaña "No les votes" (que, aunque lo parezca, no solo se limita a reivindicar el leísmo, sino que pide la retirada de sufragios a PSOE, PP y CiU) sea un abogado que vive de defender a las webs de descargas de contenidos protegidos (no mucho) por derechos de autor no pasa de la anécdota.

La campaña de marras pide el boicot para esos partidos pero, oye, no porque sean los tres cuyos votos han permitido sacar adelante la Ley Sinde, sino porque... eh... porque son muy corruptos. Un momento, que me comunican por el pinganillo que no es exactamente así. Pero, consejo de amigo, no se os ocurra criticar esta propaganda o cuestionar sus verdaderos motivos, si no queréis sufrir la ira de sus artífices.

Lo que más llama la atención de todo esto es que la práctica totalidad de respuestas al "movimiento" llegan desde personas cuyo alineamiento contra los partidos target de la operación es patente desde el principio: ¿por qué no subirse, pues, al carro del libelo, a pesar de que no se comparta, cuando sus objetivos coinciden con los propios? La respuesta tiene una carga antropológica obvia: por el mismo motivo que no nos hacía ninguna gracia que el gordinflas o el cuatro ojos quisiesen hacerse nuestros amigos en el patio del colegio.

25 febrero, 2011

Medias tintas

¿A quién tratáis de impresionar? Para haceros los gallitos, qué menos que un aro en la nariz. No digo un pendientejo de esos de chichinabo, eh, sino una argolla como las que se les coloca en el hocico a las vacas.

Porque, en el mundo los piercings, elegir las uñas representa lo mismito que las calcamonías (la RAE, entre otros, dice que son calcomanías, pero suena mucho peor) dentro de la cultura del tatuaje. Que vale que en su día resultaba la mar de punk clavarse veinte imperdibles en la trenca, pero estamos en el s.XXI: quemarse a lo bonzo ha dejado de ser lo mismo que ensalivar la punta del dedo y darle un toquecito a la plancha para ver si está lista.

Llamar piercing a una incisión en la uña deja abierta una vía para el martirio de sofá, donde pasarse el cepillo por el pelo convalida como escarificación. Y no. Estas cosas hay que cortarlas de raíz.

O los miembros de las típicas tribus africanas raras que se colocan un disco en el labio inferior para deformárselo, qué me decís de ellos. A mí eso no me dice nada, que cuando visité Covadonga me metí entero en la boca un caramelo de los gigantes cuyo envoltorio lleva una imagen de la Santina. El cuerpo de la madre de Cristo.

Tres cuartos de lo mismo con las mujeres que se colocan cincuenta aros en el cuello para estirárselo y disfrazarse en Carnaval de jirafas: ¿para qué tanto cuento si con ponerse un jersey de cuello de cisne del Primark ya les colocan la medallita de exotismo en el carné de exploradoras?

Las cosas, si se hacen, se hacen bien.

20 febrero, 2011

Transmisión

Por mucho que uno se resista, llega un momento en el que cruza la frontera. Madurar no consiste en que le salgan a uno pelos aquí y allá, en sentar la cabeza, casarse y tener churumbeles, ni en nada parecido. La certeza de haber dejado atrás la juventud llega al escuchar cómo salen de la boca propia las frases que nunca pensaría que lo harían: me temo que, sí, me refiero a las frases de padres.

Estos terribles vestigios intergeneracionales dan lugar a herencias incomprensibles, donde todo está permitido. Da igual que tengamos un C2 de inglés, que nuestras cuerdas vocales olvidan de manera refleja la lengua de Chaucer para alimentar durante meses nuestras pesadillas a través de un "la cagaste, burlancáster". Nuestros padres tenían excusa, porque ellos no estudiaron inglés más allá del "verigüel, Manuel" o el "okei, Maquéi" (el último es de Leticia Sabater, así que no cuenta), pero es que nosotros sí sabemos pronunciar el nombre del protagonista de El gatopardo.

Las rimas trascienden el idioma inglés, y también nos encontramos con pareados que para sí quisieran Ángel González o Leopoldo María Panero. Que si "en fin, Serafín", que si "echa el freno, Madaleno". ¿Quiénes serían los tales Serafín y Madaleno? Nos da igual: lo que hace grande su memoria es el mérito que tiene que coincidiese su presencia en los hechos rememorados con la rima consonante. Porque si el freno lo hubiese echado Jeremías ya ves tú quién se iba a acordar de la jugada.

Y todavía hay más, porque las genialidades no se restringen a los cauces de la poesía tradicional, sino que, contemporáneas ellas, abrazan las inmensas posibilidades que ofrece el verso libre, donde la encargada de medir el nivel ya no tiene por qué ser Maribel, sino que se puede despedir uno de Lucas con lo que le sale del corazón (¡hasta luego!), sin amoldar sus emociones a unas formas caducas.

Tiene cabida incluso la abstracción, cuyas desafiantes formas hacen que los academicistas se rasguen las vestiduras: ¡ni hablar del peluquín! El genio detrás de esa expresión pretendía, sin duda, alertar a la sociedad a propósito de la alienación a la que nos someten nuestros trabajos y la rutina de nuestras vidas.

Por supuesto, el legado que dejaremos a las generaciones venideras no se mide en libros, ecuaciones, películas, ni medicinas, sino en coletillas. En el año 2100, cuando un cuarentón repita, para su asombro, sin la menor idea de lo que significa, aquello de "la he liado parda", o "trata de arrancarlo, Carlos", sabremos que nuestra existencia no ha sido en vano.

La posteridad nos espera.

13 febrero, 2011

Mejor película estrenada en 2010: Surrogate

Por cuarta de las cinco ediciones que se cumplen en esta categoría, el premio viaja hacia Francia, aunque no en su totalidad. Otra de las circunstancias que marcan la lista es la deuda que saldo con Wes Anderson, cuyo Viaje a Darjeeling maltraté injustamente cuando la consideré lo peor estrenado en 2007, algo que no se sostiene ninguna de las maneras, y que me ha dolido especialmente tras revisar su filmografía.

Amplia presencia del cine americano, en un año que, dentro de aquellas fronteras, se puede clasificar como satisfactorio en términos globales, a pesar de los desastres firmados por Nolan o Shyamalan. No así cuando nos circunscribimos a las nuestras, donde se nota, y de qué manera, que no ha estrenado Almodóvar, que Serra no se sabe a qué se dedica, que lo de Lacuesta y De Orbe es casi invisible, o que Villamediana, aunque mejora en su segunda creación como director, no logra evitar el desierto en la categoría de mejor filme español.
  1. El escritor, de Roman Polanski
  2. Teniente corrupto, de Werner Herzog
  3. Los otros dos, de Adam McKay
  4. Fantástico Sr. Fox, de Wes Anderson
  5. Film Socialisme, de Jean-Luc Godard
  6. La red social, de David Fincher
  7. Copia certificada, de Abbas Kiarostami
  8. Two Lovers, de James Gray
  9. Tras comenzar su carrera con veinticinco años, Gray se pasó de los treinta a los treinta y ocho sin poder rodar, lo que ha compensado con creces a través de, primero, La noche es nuestra y ahora (que de ahora tiene muy poco, teniendo en cuenta que, a pesar de su indiscutible potencial, ha llegado a las pantallas españolas con dos años de retraso), estos Two Lovers. Ambas películas, junto con La otra cara del crimen, conforman una especie de trilogía de la trastienda, donde las tramas son clásicas en su concepción, en su desarrollo y en su puesta en escena, pero cuya importancia no reside en lo que pasa, sino en cómo se urden, en mostrar lo que nunca vemos, desde un juicio por asesinato en el que quedamos todos como amigos hasta un compromiso matrimonial que cambia en una de sus partes sin mayores problemas.
  10. Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, de Apichatpong Weerasethakul
  11. Así, como quien no quiere la cosa, el gran espectáculo visual, donde se recompila el lenguaje cinematográfico, dejando como clásico todo lo rodado con anterioridad, no lo produce una major, sino Eddie Saeta, con cuatro perras. Salvo para Roger Federer, imposible hacer más con menos. Cambiar para que nada cambie. Es la mejor película de la historia, estamos todos abrazándonos.
  12. Ne change rien, de Pedro Costa
  13. La cara opuesta de Shine a Light, con planos fijos, en blanco y negro y formato televisión, sustituye el espectáculo de aquella por la reflexión sobre la creación artística, con Jeanne Balibar como vientre de alquiler. Para la Historia Del Cine (Historia y Cine con mayúsculas, en cuanto disciplinas, y Del también, porque me apetece) queda la escena de la grabación en el estudio, con la protagonista vagando sin rumbo dentro y fuera de plano mientras los altavoces reproducen la canción ya mezclada. Un Ethan Edwards contemporáneo.

Palmarés
2009 - 36 vues du Pic Saint-Loup, de Jacques Rivette
2008 - Las horas del verano, de Olivier Assayas
2007 - El romance de Astrea y Celadón, de Éric Rohmer
2006 - Lady in the Water, de M. Night Shyamalan

06 febrero, 2011

Peor película 2010: I'm listening

Recuerdo una conferencia de José Enrique Monterde, el siglo pasado, en la que ponía a caldo al cine español. Nada del otro mundo, teniendo en cuenta que el colegio de críticos cinematográficos exige a sus miembros un mínimo de dos gargajos sobre nuestra cinematografía al año.

Uno de los tomatazos le caía a José Luis Garci, acusado de realizar "cine radiofónico". Vaya, que, a pesar de que presuma de contar como referentes con John Ford y Leo McCarey, su herencia procede más de Los Porretas (los del serial, no los del grupo infumable) que de los clásicos de Hollywood.

De todas maneras, los presupuestos (tanto económicos como intelectuales) del madrileño son bastante limitados, así que tampoco tiene sentido tirarnos de los pelos al observar sus mediocres resultados. Y para una vez que le ha tocado una subvención de las gordas (la que le concedió Aguirre a Sangre de Mayo), el escándalo queda compensado por la travesía por el desierto que lo espera, merced al fracaso de la película o a las rencillas políticas que él considera que no le dejarán volver a rodar. Un drama.

Sin embargo, Christopher Nolan, inventor de nada con Memento, y cuyos mejores resultados llegan cuando se lo ata en corto (Insomnio), quiso marcar un antes y un después en los espectáculos audiovisuales con Origen, para lo que contó con un presupuesto de, os ahorro la visita a IMDb, 160 millones de dólares, lo que le permite edificar construcciones que se doblan y chorradas por el estilo.

No contento con esas virguerías, Nolan, que antes que director es guionista, decidió que aquello había que construirlo de la manera más enrevesada posible, con varios niveles de realidad y ficción. Pero, claro, resulta que esto no es su proyecto de fin de curso, sino que hay ciento sesenta millones de pavos, de machacantes, en juego, así que, por favor, Christopher, no te andes con tonterías, que no queremos que la gente salga del cine sin haberse coscado de nada. Claire Denis o Sandro Aguilar pueden rodar L'intrus o A zona, sí, pero porque, Christopher, esas películas valen cien veces menos. O mil.

Así que el amigo Christo, que tiene la sana ambición de volver a rodar algún día algo en lo que no salgan murciélagos, tomó una decisión sorprendente: incluir los audiocomentarios dentro de la propia película. ¿No resulta frustrante jugar a una aventura gráfica y acabar dejándola porque te quedas atascado? Nolan lo arregla y te incluye la guía en los diálogos. ¿Qué podré hacer? Pues usa escalpelo con Oozo el payaso, jolín.

De todas maneras, y a pesar de que Origen esté pensado como sudoku con un solo hueco, los espectadores siempre desafían a las normas y pueden encontrarse cientos, miles de hilos en los foros de IMDb y en Yahoo Answers teorizando sobre cómo rellenarlo.

¿Qué pasará tras el fundido en negro? Pues que salen los créditos, almas de cántaro. Ni más, ni menos.

Palmarés
2009 - Avatar, de James Cameron
2008 - Gomorra, de Matteo Garrone
2007 - The Darjeeling Limited, de Wes Anderson
2006 - C.R.A.Z.Y., de Jean-Marc Vallée

05 febrero, 2011

3000 A/D

Nota de prensa aparecida en El progreso de Lugo el 5 de febrero de 2999:
Coincidiendo con las celebraciones correspondientes a la llegada del año 3000, el Museo de la Historia de Nuevo Bombay organiza una muestra sobre las formas de vida correspondientes a distintas etapas de la humanidad.

En la primera de las salas, "Pintura y escultura", se recogen obras que van desde el arte rupestre hasta "La libertad guiando al pueblo", de Eugène Delacroix.

La segunda, "Fotografía", abarca desde mediados del s.XIX, cuando aparece el daguerrotipo, hasta finales del XX, franja que coincide con el final de esta forma de plasmación de la realidad. Nombres como Cartier-Bresson o Leibovitz se encuentran entre los que más trabajos aportan a esta sección.

La tercera, "Llaveros y frisbis", quizá la más enigmática de todas, recopila algunos de los cientos de elementos del s.XXI que han ido apareciendo en excavaciones con rótulos que dejan claro que esos eran los métodos usados en aquella época para conservar momentos cuya perduración en el tiempo se deseaba. Aunque algunos expertos apuntaron a que los "USB" y "CD-ROM", como se los conocía por aquel entonces, contienen información, esta teoría ha quedado descartada tras comprobar que resultan completamente ilegibles. No faltan en el catálogo obras emblemáticas de este período como "Boda de Conchita", de Verbatim, o "De fiestuqui", de Kingston.

Por último, en "Hologramas" se recopilan escenas desde el s.XXII hasta nuestros días, a través de las miradas incontestables de, entre otros, Haprwj3rjsa Jkefewwd y Manuel Fraga Sr.